La Expo de Shanghái se colapsa de éxito

Los 350.000 visitantes causan colas de hasta cinco horas en la muestra.

Las multitudes comportan incomodidades, así que el éxito de una Exposición Universal es también su fracaso. Ambos fueron mayúsculos ayer en el la primera jornada de la cita en Shanghái. Los primeros 350.000 visitantes de los 70 millones previstos se habituaron a las colas. Los organizadores de los pabellones alardeaban de esperas: picos de hora y media en el español, tres en el japonés, cinco en el chino.

Un vendedor ambulante ofrecía ayer guías por 10 yuanes (un euro aproximadamente) con consejos sobre cómo ver más pabellones o dónde cenar barato.

Las colas venían agravadas por el calor húmedo de la macrourbe. A todo ello, se añade el gigantismo del recinto que acoge la Exposición. La gestión es ejemplar: un ferri salva las orillas del río Huang-pu y los autobuses unen las diferentes zonas con alta frecuencia.

Pese a los inconvenientes, el ambiente de la primera jornada fue festivo sin excepción. Los asistentes abrigaban la certeza del privilegio, de participar de un día histórico que recordarán el resto de sus vidas. La Expo es la última prueba del auge chino, apenas dos años después de los Juegos Olímpicos de Pekín. Un paseo por la Expo revela países que costaría ubicar en un mapa. Incluso Grecia, rozando la quiebra nacional, ha preferido bajar el presupuesto de su pabellón un 40% antes que irse. Los países menos pobres de África tienen su propio pabellón. El resto, 43, se juntan en un espacio pagado por Shanghái.

Si una Expo persigue concentrar al mundo en un espacio, Shanghái lo ha conseguido.

Fuente: El Periódico de Aragón